2005/06/03

Vaticano condena lectura de Condorito

16 de Marzo de 2005

¡Plop!

[ Andrés Pascoe en Roma ]

El papable cardenal Tarcisio Bertone, arzobispo de Génova, llamó hoy a todos los fieles católicos, a través de Radio Vaticano, a “no comprar ni leer a Condorito”.
El mensaje, que fue precedido por la prohibición de leer “El Código Da Vinci” de Dan Brown, es parte de “un movimiento modernizador” al interior del Pontificado, aseguró Bertone. “Lo que estamos tratando de hacer es llevar a la Iglesia Católica al siglo XXI, a través de todo un nuevo set de prohibiciones, quema de libros y otras actividades culturales”, explicó.
“Condorito es la consagración del mal – continuo Bertone –, es un ser diabólico, mitad humano y mitad pájaro, además todo el tiempo se quiere tirar a Yayita”. Además de su incontrolable propensión sexual, el cómic “contiene personajes producto del pecado, como el niño Coné, que no queda claro de quién es hijo o cómo es que llegó al mundo sin haber sido bautizado. Eso, amigos y amigas del credo, es herejía” sentenció el cardenal.
La movida, vista con agrado por cardenales de todo el mundo, fue sin embargo calificada de “muy ¡plop!” por el mismo Condorito.
“¡Reflautas! Si llevo más de cincuenta años contando exactamente el mismo chiste, no entiendo cómo es que hasta ahora resulta que soy hereje. Se tardaron, ¿no?”. Pero al ser confrontado con el hecho de que la Iglesia se tardó 400 años en perdonar a Galileo Galilei por decir que la tierra es redonda, modificó su postura. “No, pus en ese contexto sí se vieron eficientes” ironizó Condorito.
Yayita, por su parte, rompió en llanto al conocer la noticia. Según fuentes cercanas a la protagonista del cómic, corrió a la iglesia y lleva ahí varias horas, flagelándose con furia.
Bertone fue consultado por la prensa en torno a un endurecimiento de la ortodoxia al interior del Vaticano, cosa que desmintió de inmediato. “No estamos tratando de reprimir a nadie, y quién diga lo contrario será perseguido hasta la muerte por la Santa Inquisición, que viene con bríos renovados. Quién critique estas medidas también será excomulgado y enviado al infierno por los agentes secretos del Opus Dei”, dijo en tono conciliador.
El Papa Juan Pablo II, por su parte, no estuvo disponible para comentarios, ya que “está en su decimoquinta siesta del día”, según señaló un monaguillo mientras entraba a la Santa Sede cargando una bolsa llena de frascos de vaselina.