17 de Febrero de 2005
“Ahora viene lo bueno”
[ Andrés Pascoe en Boston ]
El Sacerdote Paul Shanley, que esta semana fue condenado a 12 años de prisión por haber abusado sexualmente de menores durante años en su parroquia de Boston, se manifestó satisfecho con el veredicto.
“Creo que se ha hecho justicia y ahora, al fin, estaré en un lugar dónde es socialmente aceptado abusar sexualmente de otras personas” aseguró en conferencia de prensa. Sin embargo, explicó que sus abogados apelarán, ya que desea purgar su condena en una correccional para menores. “Es que son los corderitos del señor” dijo el párroco salivando profusamente sobre el micrófono.
Shanley, que fue el centro de uno de los mayores escándalos sexuales de la Iglesia católica en Estados Unidos, aseguró a los medios presentes que prefiere ser la parte activa en una relación sexual: “Nunca me ha gustado morder almohadas, así sean de plumas de ganso compradas a altos precios por el Vaticano”. Empero, se mostró complacido al punto de decir “Ahora viene lo bueno, lo de la Iglesia era puro calentamiento”.
La noticia fue tomada con sorpresa por la fiscalía, que encontró los comentarios de Shanley “repugnantes” ya que “esperábamos que el abuso al que lo sometimos durante los interrogatorios le iban a quitar lo marica”.
Sin embargo, especialistas han asegurado aplicar torturas físicas y sicológicas en los procesos judiciales no siempre tiene el efecto esperado. “A pesar de que la tortura está en proceso de ser legalizada en EE.UU. gracias a los buenos oficios de nuestro nuevo Procurador, Alberto Gonzáles, aún no se ha demostrado que la homosexualidad sea provocada por un pequeño demonio que vive en el interior del ano y que pueda ser expulsado a golpes, como lo plantea el salmo XVI, hoy jurisprudencia judicial”, dijo un abogado en condición de anonimato.
En el Vaticano la noticia fue tomada por sorpresa, al punto que motivó un mensaje personal del Papa, Juan Pablo II. En él, el Santo Padre aseguró que “Mnngggaa… Nopsss taa… Cass… Shanlee… ZzzzZZzz”.
Con esto, la Santa Sede dio por concluido el episodio.
